martes, 20 de marzo de 2007

Ñaque o De piojos y actores

En el escenario, un baúl, un trozo de tela y dos palos. Es todo lo que había en la SUM del instituto para la obra de teatro que se representó el jueves 15. Y vale. Vale porque todo lo demás lo ponían Pedro y Miguel -Ríos y Solano, que tanto monta-. Cuando hay algo que decir, sentimientos que comunicar, interrogantes que plantear, no se necesita mucha tramoya.





No hay música, ni decorados, ni vestuario. Y son solamente dos. Aquí es donde se demuestra si hay o no hay lo que tiene que haber: entre los dos -Solano y Ríos, Pedro y Miguel- llenaron la sala de risas, soledad, un poquito de tristeza, algo de esperanza y mucha mucha humanidad.

El texto (¡vaya texto!), obra de José Sanchís, es complicado. Pero ellos consiguen hacerlo fácil, divertido. ¿O cómo se explica que, tratándose de personajes y cultura del siglo de Oro, hayamos estado atentos desde el principio hasta el final?

Quizás gracias al tercer actor, el público. Ríos y Pedro, Solano y Miguel, cuentan con él. En un pis pas, nada más entrar, ya han enganchado, ya lo tienen ahí. Aunque digan que "el público no ha venido, sólo está", lo utilizan, cuentan con él, y es parte de la obra. Porque sin actores no hay teatro, y sin público tampoco.

Después de la representación, al recibir algunas felicitaciones, respondían: "hacemos lo que podemos". Pues pueden mucho.

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