Crónica de lo que pudo ser peor
Por Javier Mtez de Zuñiga
Los telaraña de prestamos y dependencias entre bancos va a llevar el sistema financiero a la quiebra por mucho que los gobiernos les inyecten nuestro dinero. Pero el país no solo se resquebraja por ese flanco; toda la base del estado se está agrietando como prueban los últimos eventos en la orbita de la monarquía: las fotos en biquini y la nariz operada de la Leticia, la supuesta adicción de Marichalar a la farlopa,… son un sinfín de quebraderos de cabeza para la corona y para la cohesión de los territorios nacionales. Por eso no hay día que la afición deje de dar gracias al cielo por traernos la paz espiritual con un partido de fútbol entre los profes del instituto cuatrovientos y un grupo de audaces alumnos.
El rival
Tras la humillante derrota sufrida por los profes ante una ensalada de retales de aquí y allá tocaba un partido para ganar así que no había más opción que convocar a los informáticos o a alguna clase de primero más o menos bizcochable. Así que el comité de competición decidió dar la alternativa a la chavalería de 1º de gestión del transporte A. Resulta que Pardo llevaba desde el principio de curso tocando las pelotas a los alumnos mofándose de ellos y soltando bravatas y ya los traía para el encuentro más calientes que el palo de un churrero (el de remover. El de madera). Encima para más inri se disfrazó de jugador del Real Madrid, como pidiendo a gritos que lo cosieran a patadas.
El rival interior
Para hacer frente a este nuevo desafío y buscar por fin una victoria con un mínimo de autoridad, Pardo armó un equipo de corte clásico, tan clásico que no había portero oficial y el banquillo estaba más vacío que la sala de profes en el primer recreo. Aparte del inamovible núcleo duro, el capitán decidió “dar descanso” al díscolo Iban y dar entrada al prometedor Luisma y al ortopédico y su fútbol disléxico. Todo el mundo se estará preguntando ¿qué paso con Iban? Resulta que en el partido anterior los profes acabaron desquiciados en particular en la delantera donde no llegaban balones en condiciones de remate. Ya se sabe que el Pardo es el clásico nueve chuponico que pide pases rasos para empujarla y saludar al palco y por lo visto Iban no acertó con la logística a dos metros de la dársena después de recorrer todo el campo. El problema además es que a Iban le gusta ganar cosa que en si no es mala salvo que te guste ganar más que a Pardo; entonces sí que tienes un problema.
El partido
Como suele ser habitual, el ritmo lo impusieron los alumnos y aquello era un no para de correr. Los alumnos estaban armados con jugones, correbandas, un porterazo e incluso una mujer. Fruto del frenesí inicial no tardó en caer el primer gol a su favor. Sin embargo, la Brújula es un equipo muy hecho y no olvidó la receta de su segundo capitán: “vamos a tocar, venga fácil, fácil”, y a base de hilar consiguieron empatar rápido. Todo el encuentro se mantuvo a un ritmo similar, casi como un partido de balonmano, sin que ninguno de los dos equipos se distanciara. Habría que destacar a Luisma, el MVT de ayer (Most Valuable Teacher), que en pleno afianzamiento dio un nuevo recital de seguridad e incluso se incorporó al ataque con desparpajo y acierto. Otra cosa fue el ortopédico, que en su línea habitual y tras gastarse toda la paga en el partido anterior volvió a las andadas y no le dio ni un pase decente al Pardo, cosa que esté le recordó desde el final del partido, durante la ducha y a la salida del pabellón. Para colmo se lesionó Pablo y los profes tuvieron que jugar con dos infiltrados en el equipo: una alumna de GT que Pablo colocó en la portería y al propio ortopédico. Por eso bastante hicieron consiguiendo un empate cuando el reloj marcaba las 16:00. El resto fueron minutillos de la basura a los que nadie quiso dar importancia y en los que se jugó un mundialito y al balón prisionero.
Ahora, viendo que Pardo se queja tanto de Iban y el Ortopédico cabe preguntar a la opinión pública:
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