Camioneros 10 – Ortopédico 3

Los alumnos maquillan su victoria con un gol in extremis

Crónica de un partido en el que el resultado es lo de menos

Por Javier Mtez de Zuñiga

Arrepentíos. El final está cerca. Las señales así lo indican; el Madrid va a ganar la liga, Ana Obregón se apareció en la Noria, y lo peor de todo, esa noticia que ha causado verdadera conmoción y alarma social: Aquí hay Tomate va a ser retirado de la parrilla televisiva. La gente se ha echado a la calle para protestar por esta nueva injusticia cometida por los malignos responsables de la televisión, ya que se nos hurta esa galería de virtudes y buenas costumbres llamada el Tomate, la prueba palpable de que hasta el más inútil puede tener sus minutos de gloria. Por fortuna, algunos privilegiados podemos aliviar esa ausencia con otros espectáculos no menos gratificantes para el espíritu y el sobretodo el intelecto; hablamos naturalmente del partido que todos los miércoles juegan las hordas de alumnos contra la selección de profes. Una selección que en esta ocasión contaba con una nueva incorporación.

Savia nueva

Esta semana había llegado al instituto un joven de regio nombre. Apenas había entrado en la sala de profes cuando fue abordado (verídico) por el señor J. Pardo, cosa muy típica cuando los nuevos parecen más o menos deportistas; tras una dura entrevista, mucho más rigurosa que la que hace el director del centro y la directora académica, en la que se mira con lupa el currículo futbolístico y se exigen referencias, el candidato recibió el visto bueno y pasó a incorporarse a la férrea disciplina de la Brújula Mecánica. Antes incluso de que firmara el contrato con el centro, ya tenía en su mochila la equipación del equipo de fútbol. Más tarde fue presentado con todos los honores que merece el evento, mientras el ortopédico seguía con recelo todo el curso de los acontecimientos. Al parecer el nuevo había incluso entrenado equipos de fútbol, y su puesto de suplente en la Brújula corría serio peligro. Así que, como dirían los grandes oradores del fútbol, tenía que poner toda la carne en el asador y darlo todo en el campo para que el mister siga contando con él.

Un equipazo enfrente

El rival no era precisamente una perita en dulce. Tras el glorioso empate ante las legiones informáticas, el comité de competición andaba aporreándose el pecho y buscando rivales complicados. Se pasaron de vueltas y programaron un partido contra la terrorífica escuadra de 2º de oGT, más conocida como la invencible y todo un clásico de los miércoles. Un equipo formado por auténticos cracks del insti, algunos con más años en el centro que este propio blog. Además ayer estuvo reforzado por dos tránsfugas dobles que no tienen ni patria, ni escrúpulos ni apego por ninguna causa concreta que no sean sus propias botas; hablamos naturalmente del guardamete Jon y de Alex, más conocido como el txepas. Unos acompañantes ideales para las otras estrellas del equipo, Fernando, Pascal y Aritz. A m ni me va ni me viene, pero la mitad de este equipo debía haber estado en aquella selección que fue a Tafalla. Hala, ya lo he dicho.

 

El partido

Qué cabía esperar de un partido así. La Brújula contaba con Arturo, una novedad incógnita, contaba con su mejor portero, además de Eneko y también la ausencia del siempre solvente Abilio. Por lo demás estaba como siempre el núcleo duro e inamovible de la organización: Pablo y el Pardo. Con semejantes mimbres, la avalancha de goles no se hizo esperar, aunque en un principio no fue tan fácil como se las prometían los alumnos. En esta ocasión, deben reconocer que perdieron el balón con más facilidad, y por ejemplo Pascal prefería siempre pasar antes que hacer pirulas. Debe ser que al final de sus días en el instituto se están volviendo reservones, y es que lo años no pasan en balde. En cualquier caso, los alumnos no tardaron en ponerse por delante, aunque al poco tiempo el ortopédico encontró la llave de la puerta e inauguró el marcador de los profes. Poco más tarde Arturo asistió perfectamente al ortopédico que marcó, esta vez sí, el pase de la muerte. El marcador estaba 5-2 y los profes tenían la vaga impresión de ver una especie de luz al final de un insondable túnel. Pero todo se volvió negro con una nueva remesa de goles que la maquinaria logística estudiantil mandó a la meta contraria. Fernando incluso se permitió el lujo de marcar una especie de vaselina, y en plena borrachera de goles hasta el ortopédico trató de parar un pase y lo desvió a gol.

La cantera se reivindica

Pese a todo en una contra los más jóvenes de la Brújula volvieron a culminar una jugada en gol dejando bien claro que cuando se retiren Pardo y los de su quinta (década arriba década abajo) habrá recambio. Otra cosa es que se retiren, porque visto lo visto parece ser que algunos pasarán a mejor vida vestidos de corto y sobre el parquet de algún polideportivo del extrarradio. Ya en los últimos estertores del partido el capitán de la Brújula, inasequible al desaliento, estiró el reloj para ver si metían algún gol más, como si fueran a remontar un 9-3 en dos minutos. Solo sirvió para que Aritz se luciera marcándole al portero por donde más duele, el palo de su ángulo de tiro. Para más INRI, una vez terminado el encuentro, los alumnos se dirigieron deportivamente a los profes para saludarlos con la mano muy sonrientes. ¿De quién habrán aprendido esta puntilla de humillación? La verdad es que han tenido al mejor maestro.

Parece que estos alumnos han asimilado ciertos valores en el instituto, pero sabes...

 

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