Mucho antes de que Michel Crichton publicara Parque Jurásico y de que Steven Spielberg rodara sus mundialmente vendidas películas, Conan Doyle -sir Arthur- escribió Un mundo perdido. Nada menos que en 1912. Incluso muchísimo antes de que nosequién hiciera una serie de televisión basada en la novela (serie en la que, por cierto, los aventureros son guapísimos y las aventureras, que en el libro no aparecen, tienen un par de buenas "razones" para ligarse al prota).
En fin, que la novela va de dos profesores de los de antes, un cazador millonario y un periodista que se aventuran a buscar el supuesto lugar en el que, no se sabe cómo, se supone que siguen viviendo los descendientes de los dinosaurios, diplodocus y demás parientes que están en los museos. Sin rayos láser, sin efectos especiales, sin "razones". Sólo aventura.
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