Seis millones de euros. 6.000.000 de euros, que escrito así suena más gordo aún. Esa es la cantidad que costó a los estadounidenses el estudio de un arma que podía anular a cualquier ejército enemigo: LA BOMBA HOMOSEXUAL.
Mil millones de las antiguas pesetas, que es, por ejemplo, el presupuesto de todo un año que el Gobierno de Asturies dedicó al Parque Natural de Fuentes de Narcea. Por ejemplo, sin más. Y tengamos en cuenta que hablamos del año 1994. En ese año, los Laboratorios Wright del Ejército del Aire de los Estados Unidos en Ohio tuvieron la iniciativa de investigar sobre la posibilidad de crear una bomba a base de hormonas que cambiara las tendencias sexuales del enemigo.
El maquiavélico plan de estos sesudos (y “machitos”, o “sexudos”) miembros del ejército estadounidense, tenía como oscuro fin crear un dispositivo que rociase con un potente afrodisíaco a los combatientes enemigos, algo que desencadenaría una bacanal derivada del presumible comportamiento homosexual que experimentarían los afectados. Una triste y ridícula percepción del colectivo gay que se supone “minaría la moral del ejército a combatir”.
Pensar en la sola posibilidad de que personas hechas y derechas crean que un arma no letal de este tipo puede hacer que el enemigo se debilite porque se entretenga en juegos sexuales depravados (siempre según esa retorcida mentalidad), es simplemente patético. La idea que mucha gente tiene de la homosexualidad, su “origen”, sus “consecuencias” en la vida cotidiana, etcétera, sigue siendo digna de estudio.
¿Creerán los militares que todos los miembros del ejército deben ser indudablemente heterosexuales para que su presumible virilidad les lleve a la victoria final? ¿Les parecerá motivo de expulsión del ejército la homosexualidad declarada o descubierta de alguien, porque su permanencia en el ejército puede “contagiar” al pelotón, y que eso les lleve a morder el polvo de la derrota? ¿Será una idea exclusiva del ejército de los Estados Unidos, o por el contrario es una idea aún más extendida de lo que parece? ¿Qué otras armas idearán (o idearon) para conseguir su objetivo? (qué sé yo, convertir al enemigo en pacifistas, en seguidores de Gandhi, en contadores de chistes de Gila, en Chiquito de la Calzada, JAAAAR…).
Y el 28, manifa…
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