martes, 12 de junio de 2007

Allí donde fueres…

Por Eneko ex-GCM & Leonardo


El refranero inglés alberga la siguiente frase: “When in Rome, do as Romans do”, que viene a ser el “allí donde fueres, haz lo que vieres” de toda la vida o norata iguzki, harata beroki en euskapones. Así, con la mentalidad del camaleón, aterrizábamos en Guayominí (an puan) hace un par de meses, la txapela bien calada, las alpargatas manchadas de barro y las gallinas en la jaula. Bonito plan.

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Una vez en la tierra de Harry Potter la consigna era una: aprender inglés. Pues bien, zero potatoero. Tener brazos es incompatible con aprender inglés y, si además tienes manos con dedos para señalar qué cerveza quieres y cúantas, estás perdid@, ya no te salva ni Big Muzzy. En fin, lo importante es comunicarse, qué cono! (es que los ordenadores ingleses no tienen eñe).

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Esa es otra: estos ingleses estarán ahí cuando toca gobernar el mundo, arrimando el hombro (para salir en la foto), pero luego conducen en dirección contraria y enchufan el sol a las cuatro de la madrugada, lo cual está muy bien para ahorrar velas, pero es que también sueltan los pájaros, y así no hay quien duerma. Y, para colmo, la cerveza es mala, las inglesas son feas y nadie sabe dónde están los sitios. Si pretendes llegar a algún lugar concreto, pregúntale a alguien con cara de júligan para saber hacia dónde NO tienes que ir. Al menos descartas una posibilidad.

A pesar de todo esto, si a los ingleses les va tan bien a mí me da que es porque tienen una fotocopiadora a color en un lugar del Canal de la Mancha y hacen billetes a escondidas. Eso explicaría por qué pasan del Leuro y por qué las calles de London parecen el Salón del Automóvil.

Una vez visto el percal la frase cambia: “Allí donde fueres, haz lo que pudieres”, o “from lost to the river”, que algo hemos aprendido. Entonces empiezas a meter el codo cuando vas tarde a currar en hora punta, al grito de “sorry!” con una perfecta ironía inglesa, que suena más a “T jo DDD!” que a otra cosa, recibiendo como contestación, también en un magnífico y elaborado inglés la no menos espléndida expresión “ɷ!!”, que viene a ser algo así como “¿qué tal tus padres?¿y tu madre?”.

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Poco a poco vas descubriendo que los ingleses ocultan más cosas: en el trabajo, para que no les entiendas, se comunican entre ellos en un idioma secreto que se parece al inglés, pero yo sé mucho inglés y no les entiendo 2 k’s. De vez en cuando meten alguna palabra en inglés para que no sospeches, pero ¡a mí éstos no me la pegan! Y también tienen una red de túneles secretos por los que viaja un tren fantasma que comunica un sin fin de miniciudades diferentes. Se creen muy listos…

Y va pasando el tiempo. Y sale el sol. Y te sorprendes a ti mismo mirando a una desconocida en el metro. Y luego miras a mil. Y mientras vas caminando tranquilamente por la calle piensas: “ayer pasé por aquí” y descubres que todas la miniciudades inconexas forman una sola, y te pides una pinta, y te sabe a gloria, y la famosa ciudad gris de la niebla tiene más color que aquélla de la canción y el duende. Y Londres era enorme, pero ahora es inmensa. Y pierdes las referencias. Y ya no valen las viejas escalas. Y, por fin, cuando llega la hora de volver, la frase ha cambiado otra vez: “Allí donde fueres, haz lo que quisieres”. Y, recordando al del pelazo blanco del anuncio, la pregunta es: “¿qué quieres hacer?”.

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