En el vientre de la ballena, Jonás encuentra a un desconocido y le pregunta:
- Perdone usted, ¿por dónde está la salida?
- Eso depende... ¿A dónde va usted?
Jonás volvió a dudar entre las dos ciudades y no supo qué responder.
- Mucho me temo que ha tomado usted la ballena equivocada...
Y sonriendo con dulzura, el desconocido se disipó blandamente hacia el abismo intestinal.
Vomitando poco después como un proyectil desde la costa, Jonás fue a estrellarse directamente contra los muros de Nínive. Pudo ser identificado porque entre sus papeles proféticos llevaba un pasaporte en regla para dirigirse a Tartessos.
Juan José Arreola, "Variaciones sintácticas"
Me encanta. Y me ha recordado a un soneto de Quevedo sobre un cuadro que compró caro y vendió barato de puro malo que era. Hay que darle unas vueltillas hasta coger bien el sentido. Atención:
ResponderEliminarA la ballena y a Jonás, muy mal pintados,
que se compraron caros y se vendieron baratos
Si la ballena vomitó a Jonás,
a los dos juntos vomitó Cajés:
borrasca es de colores la que ves;
el dinero se pierde aquí no más.
Si a Nínive por orden de Dios vas,
¿por qué viniste a dar en mí al través?
Tan mal pescado el que te almuerza es,
que de comido de él vomitarás.
A Jonás la ballena le tragó;
y pues los cuatrocientos, por él di,
Jonás y la ballena tragué yo.
Y por sesenta y siete que perdí,
a los tres nos tragó quien la pagó,
y otra ballena se dolió de mí.