martes, 17 de mayo de 2011

Tibio, tibia

Al hueso que se rompe incomprensiblemente cuando uno de mi equipo le pisa la pierna a otro, el que se articula con el fémur el peroné y el astrágalo (que vaya nombrecito, por cierto), los romanos lo llamaban tibia. Y por eso nosotros, hábilmente, lo llamamos tibia.

Vale.

Cuando la leche para curar el catarro no está ni fría ni caliente (y al que diga a cero grados le doy una colleja), resulta que está tibia, o sea, templada. A esto, los romanos lo llamaban tepidus.

Vale.

Pero, cuando ponemos tibio a alguien ¿se pone rígido como un hueso o el ambiente se va caldeando hasta que el asunto termine en que nos parte las piernas?

Y ¿qué pasa si nos ponemos tibios de comer? ¿que endurecemos el esqueleto? ¿que la temperatura corporal se templa porque además hemos pimplau en la misma proporción?

Y tú ¿cómo te quedas cuando lees estas cosas? ¿tibi@?

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