Se trata de que, si alguien está aburrido, no sabe qué hacer, está rayado (como el papel en sucio) o rallado (como el queso), puede coger un libro o el periódico, echarle un ojo y ya está. Aunque no se esté aburrido, también se puede.
La organización puso toda su maquinaria en marcha para que antes de terminar el mes de enero ya estuviese a disposición de todo pichichi: alumnado, personal docente y no docente, decente y no decente.
Se realizaron concienzudos estudios de mercado: entrevistas en profundidad a expertos (-JL, ¿qué tal si monto algo en la galería? -Pues vale); grupos de discusión (-Pos a mí no me gustan los libros. -Pos a mí tampoco); encuestas (Item 1: ¿Leerías si hubiese libros en la galería? a) Sí, b) Sí, c) Sí).
Tras comprobar por estos métodos que existía verdadero interés, todo el personal de la biblioteca se puso manos a la
obra: búsqueda de soportes (mesa vieja), elaboración de rotulación y cartelería, exhaustiva selección de personal, búsqueda minuciosa del material adecuado en los fondos de la biblioteca (los Astérix)...Así que, desde el martes 29 de enero, se puede encontrar en la galería, justo al lado de la cafetería, el Bibliocafé: una mesa pequeña, un cartel y unos cuantos comics, libros de fotografías, de humor, el periódico...
El primer día, dos chicas miraron al pasar preguntándose, que no preguntando, qué ]*#!@ sería eso.
Al día siguiente, hubo dos valientes que cogieron sendos libros (Aupa Iñaki y Juanma!).
Daremos tiempo al tiempo. Quizás mañana otros dos...
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