Diarios de motxileta (y V)

En Tolosa inauteriak...

Uno no sabe por qué un día su ojo roza un calendario y se acerca, y ve en rojo 19 y 20 de febrero y se dice que hay ahí pues? Carnavales. Y ya sabe por qué.

Inauteri, carnavales. Inauterietan ez dut lanik egiten (en carnavales no trabajo). Si le pregunto a alguien que conozco más que de roce, contestaría Sagrao. Une esa frase a la generalista que bien se está de vacaciones, y tendrás la respuesta. Aunque ésta según parece está en el viento. Tolosa (el expelotari no) los celebra como nadie. No se sabe si Tolosa inventó los sanfermines de invierno o Iruña los carnavales de verano. Lo mismo me da, que me da lo mismo.

Fue isla hace no mucho tiempo. Y también capital de provincia. Rodeada de montes que la saben proteger, Tolosa ha sido desde siempre cruce de caminos, villa acogedora de viajeros, cuna y refugio de escritores y artistas, lugar ineludible de diversión y testigo de grandes hechos históricos. Villa bañada por el Oria. Dice el nº19 de la revista Euskalherria.

Aseguran que vista desde arriba tiene forma de corazón partido. Pero a mí me gusta vivirla desde abajo, batez ere mozorrotzen duen egunetan (sobre todo en los días en que se disfraza). Aconsejable tener una perspectiva general de la villa desde un lugar alto. Por ejemplo desde la ermita de Izaskun, Urkizu o desde la cruz del majestuoso Uzturre. Con un ejercicio mental de doble tirabuzón se puede ver el corazón partío.

En 1801 dejó de ser isla cuando rellenaron la regata Errentegibel y la transformaron en lo que hoy es la calle Rondilla (por donde hacían la ronda militar). Se dice que, antes más, el lugar estaba habitado y se conocía como Iturisa. Durante la época medieval era villa amurallada con siete calles y siete puentes.



Uniendo el placer de caminar y la literatura, te proponemos. Partiendo desde detrás de la estación del tren se puede iniciar la llamada “Ruta de Lizardi”, justo el lugar donde se encontraba la vivienda del gran poeta vasco (nació en Zarautz). Jose María Agirre, “Xabier Lizardi”, vivió desde niño en Tolosa. Una serie de mojones indicativos, algunos con fragmentos de sus poemas, nos van llevando por el camino que el poeta solía recorrer. El final, el monumento a Lizardi cerca de Urkizu.

De la gastronomía os aconsejamos, además del ayuno antes y después de la cita, alubias con todos los sacramentos, piparras de Ibarra, sidra, una buena txuleta y para postre tejas y cigarrillos. Ya me dirás, si puedes hablar.



Sobre sus iñauteriak no te pienso contar nada, tan sólo unas instantáneas y un cita “txantxa dut atsegin… ez ahaztu Tolosakoa naizenik” (me gusta la broma… no te olvides de que soy de Tolosa). Si quieres más te pasas y los vives. Si allí vas, me verás y no me reconocerás.