No puede dejar de nadar.
Avanza, pero siempre vuelve al lugar de partida. No sirve, seguro que no, mejor nadar a crol.
Aún no ha probado el otro estilo, pero no le funcionará. A mariposa es agotador.
Un rato de espaldas, o mejor se deja llevar por la corriente.
Los pies no siguen el ritmo, los brazos se fatigan al cortar el agua. Quizá buceando pueda salir a flote. ¿Y si lo intenta al revés?
No hay nada que hacer, salvo nadar, y nada y nada en círculos en esta agua incierta.
Y ahora se hunde, se ahoga en un mar de dudas.
Almudena Albi
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