¿Qué pasa cuando vas al médico y te encuentras con una fémina (esto significa chica o señora)? ¿Has estado en el médico, en la médico, en la médica? ¿No será una jirafa con título de curandera? ¿No será mejor decir que hemos estado en el centro de salud? ¿O aguantarnos el dolor para evitar problemas?



Pero intentaremos resumir un poquillo para aquellos a los que se les atraganta la letra (no precisamente la de la sopa de). Y además, hablaremos solamente de profesiones.
Viene a decir que con algunos es muy fácil porque sólo tienen una forma (los que terminan en -a o en -e) y vale para todos los géneros -aunque sólo vamos a contar dos, masculino y femenino-, como psiquiatra, cineasta, logopeda o almirante, conserje, pinche. Hay excepciones como jefe, alcalde o duque (¿esto es una profesión?).
Los más fáciles son los que acaban en -o: hacen el femenino en -a y a correr, como ginecólogo/ginecóloga, médico/médica o bombero/bombera.
Los terminados en -or para el masculino, añaden una -a o toman una terminación especial: autor/autora, emperador/emperatriz.
Cuando el nombre de una profesión o cargo está formado por un sustantivo y un adjetivo, ambos elementos deben ir en masculino o femenino dependiendo del sexo del referente; por tanto, debe decirse la primera ministra.
Como decíamos más arriba, esto es solo una muestra. Para mayor información, acúdase a la página citada y enlazada más arriba. Para información fiable y mucho más divertida que esta, Pérez-Reverte.
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