A lo que íbamos, con la sala ya casi llena salieron “Devilish Impressions”, grupillo polaco que practicaba un “Black Metal” poco ortodoxo y que por ello llego a gustarme. La música venia a ser una copia de los primeros Behemoth + los actuales Hate (ambas bandas, abanderados de las formas polacas junto a Vader). En definitiva fue un comienzo de velada cañero y bastante movido con un solo pero a mi gusto, canciones tal vez demasiado largas, al menos para mi gusto. Chapeau!!!
Alucinando todavía con los primeros bandarras y un poco hartos por un cambio de set algo lentorro, nos encontramos ante los californianos “Suicide Silence”. Como siempre suelo hacer el mismo ritual antes de ir a los conciertos, no me pillaron por sorpresa (Ritual = escucharme todos los discos del grupo principal y escuchar los discos que puedo conseguir de los teloneros) con la música que ofrecían, pero lo que bien es cierto que si me desbordaron con la ejecución. Sublimes!!! Batería machacona, guitarras muy entrelazadas y un bramador de primera, muy movido y con varios registros diferentes. Muy bien, salvo por una cosa, todas las canciones sonaban demasiado parecidas, lo cual puede ser algo bueno o malo, según quien lo escuche.
No puedo ser objetivo con esta banda porque son cojonudos. Se metieron un concierto de 90 minutos, como quien no quiere la cosa, descargando sus temas bandera del Apostasy, Demigod, Grom o Satanica y demostrando su buen hacer. Movidos hasta marear, macarras hasta dar miedo y simpáticos con el “respetable” como pocos grupos son. Me revuelvo de rabia de pensar que no se cuando tendré la oportunidad de volver a verles. Sin lugar a dudas es uno de los mejores grupos que se pueden ver ahora mismo en concierto.
Y bueno, después de 2 teloneros muy dignos, nos encontramos con los dueños del juego de llaves de las puertas del infierno, que por si aun no lo sabíais se encuentra en Polonia. La bestia no es otra que el temido “Behemoth”, proyecto que empezo siendo un Black-Death Metal del montón y paso ha hacer un Brutal Death Metal, con una calidad y garra que no hace otra cosa que sumar adeptos al género.
Y estas cosas acaban igual que como empiezan con kilometrada de vuelta hacia esta nuestra Pamplona que nos priva de ver conciertos de calidad.
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