A finales de los años 60s, una corriente de jóvenes de Gran Bretaña y otros países industrializados consideraban que el rock había pasado de ser un medio de expresión para los jóvenes, a una mera herramienta de mercado y escaparate para la grandilocuencia de los músicos de ese entonces. Las obras discográficas de bandas de rock a principios de los 70 llevaban meses de grabación, grandes orquestaciones y millones de dólares como inversión; sin mencionar lo costoso y elaborado que resultaban las majestuosas y pomposas giras y presentaciones en vivo. Todo esto alejaba el rock de la gente común, y pronto el status de rockero dejó de ser identificable con la vida cotidiana del joven promedio. Una primera corriente de nuevas bandas buscó regresar al rock a sus bases primitivas, a la simplicidad y el minimalismo.
El Punk, en sus inicios, introdujo una serie de chocantes costumbres nuevas como:
- La automutilación con finalidad estética. Los punks perforaban sus mejillas y aletas nasales con imperdibles, lo cual provocaba dolor e infecciones.
- La exhibición de símbolos nazis. Los punks de la primera oleada vestían copias de chaquetas de uniformes alemanes de la Segunda Guerra Mundial. Más tarde, la moda se simplificó simplemente en portar svásticas. El uso de estos símbolos no respondía a ninguna identificación con el nazismo, sino simplemente
se portaban con al hábito de provocar.
- El baile pogo. Se baila dentro de un corro de personas y, debido a la violencia del baile y muchas veces a la indumentaria (como pulseras con pinchos), los golpes, empujones y heridas estaban a la orden del día.
- La estética punk buscaba rehuir de todas las convenciones aceptadas, por lo que los punks adoptaron elementos tales como cortes de pelo intencionalmente mal hechos (que derivaron en las típicas crestas), teñidos capilares en colores inusuales , botas demasiado grandes y sin atar, collares y muñequeras de pinchos y ropa rota, pintada y con parches.
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