La palabra reloj llegó hasta el castellano desde el catalán antiguo; la palabra catalana procedía a su vez de una palabra latina y esta a su vez de una palabra griega que literalmente significa "yo cuento el tiempo".
A lo largo de la historia, ha habido muchas clases de relojes: de sol, de agua, de arena, de péndulo, de cuco, los relojes blandos de Dalí, de pulsera, digitales, incluso con teléfono móvil incorporado.
Los poetas, sobre todo los barrocos, y entre ellos Quevedo, han relacionado el paso del tiempo, lo efímero de la belleza y la muerte que acecha en poemas en los que la vida es un reloj construido con cenizas de la amada muerta en lugar de arena.
A partir de esta imagen, no es difícil establecer la relación entre el reloj, el paso del tiempo y el latín, con máximas como tempus fugit y su consecuencia carpe diem.
Hubo relojes de reflexión, llamados así porque señalaban la hora por medio de reflejos de los rayos solares. Hay relojes desconcertados, que son personas desordenadas en sus acciones o palabras. Y los hay magistrales, cuya marcha sirve de norma a la de otros.
Cada uno, además, tenemos nuestros propios relojes internos que nos marcan el ritmo del sueño o de la digestión.
Una amiga me ha dicho que cree que en el tema de relojes biológicos hay uno magistral llamado Coronone. Espera, o era Danonado?
ResponderEliminarPor cierto querida Sagra. Hay un par de dudas que me han surgido sobre el mismo tema. Xq a los franceses en ocasiones se les llama gabachos y a los catalanes, polacos. Existen más apelativos de este tipo??? Lo digo por saber el origen no por aprender formas de faltar o insultar.
ResponderEliminar[...] fugit Publicado el 15 octubre 2009 por [...]
ResponderEliminar