jueves, 7 de septiembre de 2006

Libros libres

Subes al tren. Te acomodas. Y en el asiento de al lado encuentras un libro que alguien se ha dejado. O quizás no. Quizás lo ha dejado a propósito. Lo hojeas y lo ojeas. Igual está bien. Lees un poco y si te gusta te lo llevas. Cuando lo has leído lo vuelves a dejar en otro tren, o una cafetería, o en un banco del parque... Tú sigues tu camino y el libro el suyo, para que otra persona lo encuentre y haga lo mismo que tú.

Esta es la filosofía que promueve BookCrossing. Cada uno tenemos nuestra historia y los libros también: la que llevan dentro y la que les vamos dando entre todos. Un libro en una estantería seguramente acumulará mucho polvo. Pero si cambia de manos, acumulará experiencias. Estas experiencias se ven reflejadas en la página web de BookCrossing, ya que cada lector puede escribir un comentario sobre el libro, sobre el momento en que lo encontró, sobre el lugar o la compañía o el tiempo o el estado de ánimo de aquel momento.

Tú también puedes liberar libros. Sólo tienes que poner en la portada una etiqueta con los datos necesarios para que tu vecino o un granjero de Swazilandia hagan sus comentarios y te lleguen puntualmente. En la página web de BookCrossing te lo explican.

En su momento, Mtnez de Zúñiga encontró uno y le pareció buena idea. ¿Por qué no pruebas a liberar un libro?

1 comentario:

  1. No lo digas muy alto, que a lo mejor algún profe se le ocurre hacer lo mismo con el libro de texto y nos lo encontramos algún día en un banco...

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