De pollos y estrellas

Anuncian en televisión: "Hornos Balay, con bandeja telescópica". Caramba, me dije yo a mí mismo en mi mismidad, con un horno de estos ya no hace falta ser la mujer más rica de no sé qué país de pobres para estar en contacto con las estrellas.

Supuse rápidamente que, además, estarás supercalentito mientras miras tu constelación o la de la churri para ver si te va a dejar plantado o no. ¿O será que siempre que comes pollo entras en contacto con seres de otras galaxias? Quizás son los pollos los que han venido a visitarnos y nos abducen a través del horno: espeluznante. O tal vez, con esto de la comunicación supermegarrápida, localizas (siempre a través del horno) en Swuazilandia el muslo de avestruz que te quieres tapiñar y te lo teletransportas ya teleasado.

Con esto de la tecnología culinaria cualquiera puede ver desde su cocina Plutón, aunque ya no merezca la pena. O pillarse constelaciones enteras, que esta misma mañana he abierto el frigorífico y ahí estaba, sin más ni más: Aquarius. Chúpate esa.

Y no queda aquí la cosa, que, no pudiendo salir de mi asombro, he visitado la página gües de Balay y también tienen campanas extractoras telescópicas (estas deben ser las de las abducciones). Y por ahí he visto mesas con patas telescópicas.

¿A ver si Telepicha, Telezampa y Zampañampa va a tener algo que ver con los viajes interestelares?: Jiuston, Jiuston, aquí cuatroquesos, tenemos un problema.

J. J. Benítez tenía para toda una enciclopedia sólo con el catálogo de este año.