Cerca, encima, debajo, dentro, delante... de. Todos son adverbios. Y los adverbios nunca van con los posesivos (ya sabes: mío, tuya, nuestro...). Nada, que se caen mal. En cambio, se llevan de cine con la preposición de, que debe de ser muy libre en esto del amor sintáctico y se empareja con todos. En cuanto te descuidas, la ves encima de, debajo de.
Además, en esto del sexo gramatical, cada cosa en su sitio. Los posesivos, a la hora de acompañar a alguien son o muy masculinos o muy femeninos. Y esa indefinición de los adverbios no encaja mucho con ellos, salta a la vista y al oído: ¿delante suyo o delante suya? ¡A tomar viento los neutros! ¡Que salgan del diccionario!
Otra cosa son los sustantivos. Con un género (¿o sexo?) claro. Por eso se acoplan tan bien: ¡vida mía! siempre al lado tuyo.
Igual, en otra de estas, hablamos de las copulativas, pero ya para mayores de 18.
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