El último gol es el que vale

Los alumnos de transporte caen como canelos en la trampa de siempre
Crónica de la primera victoria de un curso que será triunfal

Por Javier Mtez de Zuñiga



Para los recién llegados al instituto: aunque parezca inverosímil existe un equipo de fútbol formado íntegramente por profesores. Hombres injustamente apartados del fútbol y con un mediocre y turbio pasado deportivo que ahora sobreviven como jugadores de fortuna. Si usted tiene un equipo quizá pueda contratarlos.
Antes que nada respondamos la pregunta que todo el instituto se hace en septiembre: Pardo tampoco se retira este curso, así que su fisioterapeuta traumatólogo debe estar que no cabe en si del gozo. Lo mismo que los alumnos, que con un delantero como él tienen asegurada en gran medida la integridad de su portería. Prueba de ello este documento de valor incalculable en el que podemos apreciar al capitán de la Brújula Mecánica fallando un penalti y encima poniendo excusas.





La pretemporada

De cara a afrontar un nuevo curso con garantías el implacable comité técnico de la Brújula diseño un duro y exigente calendario plagado de sesiones de trabajo triples, haciendo más abdominales que Aznar y con balones medicinales hasta para ducharse. Y como culminación se preparó un partidillo contra el hijo de Abilio (prometedor mediocentro de las categorías inferiores de Osasuna) y sus amiguetes que tampoco eran mancos. Y pasó lo que tenía que pasar: la chavalería le dio palpelo a los abuelos sembrando de dudas a la numerosa afición de la Brújula. Aunque todo tiene una explicación: Abilio había prohibido expresamente que nadie tocara los tobillos de su hijo (para no truncar su carrera hacia el Athletic), así que este campaba a sus anchas por el centro repartiendo juego a discreción. Eso sí, verle haciendo un caño a su padre es un recuerdo tan entrañable como impagable.

En cualquier caso la Brújula se ha renovado para este curso de manera notable; por un lado ha cambiado su vestuario (el marketing manda) pasando del tenebroso negro al no menos macabro azul mahón que nos recuerda a manos alzadas y tiempos oscuros. Y por otro lado, y esto sí que es lo relevante, ha reforzado sus efectivos con nuevas incorporaciones: Iban, que con su juventud no es un jugador con pasado como los otros sino con presente, se le ve oficio y además ejerce de entrenador. Las incorporaciones en la defensa tampoco van a la zaga (valga la ex

presión): Luisma ha demostrado suficiente solvencia para aliviarle el trabajo a Pablo que en numerosas ocasiones se queda solo defendiendo el castillo. Con ese panorama, los profes afrontaban el curso aspirando a todo: la liga, la presemana cultural e incluso el trofeo Pardo Gamper.

Los rivales de ayer
El comité de comp

etición preparó un plato muy muy fuerte para iniciar la liga: la gente de 2GT que en el curso anterior (como GT1) se había proclamado campeona del insti. Así que el plato tenía pinta de indigesto y más en ese campo-parrilla-municipal donde los jugadores se deshidratan con un vuelta y vuelta. Y es que ayer hacía un torrao bastante considerable. Más vale que por lo menos los equipos contaban con cambios. Probablemente fue el partido en el que más

movimiento de banquillo hubo entre los profes, no como otras veces que no los despegas del campo ni con fairy.

Pasó lo que tenía que pasar; los integrantes de GT manejan muy bien el balón pero lo peor para los profes es



la velocidad que imprimen al partido: en dos segundos y dos pases ya se plantan 3 pavos en el área deseando cañonear al pobre Fernando. Nuestro bienamado orientador oía con cierta congoja a Alfonso (comandante de GT) arengando a sus huestes una y otra vez con consignas tipo “a saco” “a por todas” “dale con todo” “vamos a muerte” “vais a cagar fino”. Sin embargo, la Brújula también es una máquina a su manera, chirría y pierde aceite pero se conoce su papel al dedillo; ayer supieron trenzar, tocarla al menos 6 veces y elaborar con paciencia goles de forma fácil. Aunque también la defecaron en numerosas ocasiones incluso en 3 contra 1. Y el 1 era el portero.

Los alumnos no paraban de meter goles pero Abilio siempre decía “van de dos”. El caso es que hacia el final, los profes salieron con el clásico el que meta gana. Los alumnos, viéndose superiores y muy confiados les dejaron hacer. Parece mentira que estén en segundo y no hayan aprendido. A la primera contra fueron los cuatro de la Brújla a rematar a gol. Abilio subía el balón y el resto esperaba el pase; como era de esperar lo que hizo fue pasar. Pasar de los demás y rematar por su cuenta y riesgo. ¡Gol! Victoria clara por lo que la Brújula arrebata el cinturón de Campeón a los chavales. Mientras Pablo estaba recogiendo los pulmones del suelo en el banquillo y el resto andaba con principios de insolación.


Y ahora que empieza el curso es el momento de preguntarse:
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