A la tercera va la vencida

Los profes sirvieron de carnaza para los camioneros

Crónica de una muerte anunciada


Por Javier Mtez de Zuñiga

Cuando apenas nos habíamos recuperado del disgusto que ha supuesto la retirada de la serie de Ana Obregón, ayer la afición sufrió un bajón en otro ámbito pero al mismo nivel intelectual: el equipo de fútbol de los profes palmó, y de qué manera.

A buen seguro la euforia desatada de las dos primeras jornadas y la tendencia de las apuestas en la Porra del insti darán un vuelco motivado por esta catástrofe sin precedentes que cuenta con incontables precedentes.



Este curso los partidos de la Brújula han cobrado un renovado interés por las inevitables apuestas que lo inundan todo. Una vez conocido el resultado de Osasuna, un par de apostantes se la jugaban según lo que hicieran los profes. Para la ocasión, competición preparó un partido a priori fácil contra unos novatos de primero de GT. Pero algo chungo se olió cuando Pardo, a eso de las 14:30 en la sala de profes y a viva voz, empezó a decir que "bueno, los de hoy son buenos eh? Seguramente nos tocará perder" en definitiva siguiendo al pie de la letra los principios de su manual de fútbol post-cuarentón: ponerse la venda antes de sufrir la herida.

¡Y qué herida!
El escenario se trasladó del campo al aire libre (más propio del fútbol navajero y sin reglas) a un campo de fútbol de verdad: el Rotxapea Arena, sito en el barrio de la txorrapea de Pamplona. A su llegada, los profes se vieron las caras con los contrincantes: una autentica horda de más de diez jugadores con capacidad de rotar el banquillo entero de golpe, haciendo virguerías con el balón.

El rival: 1º de GT

El capitán de la Brújula ya avisó a los suyos: algunos de los contrarios son prácticamente profesionales del fútbol. Y eso quedo patente en la primera parte ya que los alumnos sacaron a los profes de la cancha a balonazo limpio y les endosaron un 6-1 que no da lugar a las excusas ni a los menosprecios.
Pardo trató de cortar la hemorragia por la vía diplomática: "bueno venga, habéis jugado bien, pero empezamos otra vez, bla bla…" pero los alumnos, de novatos no tenían un pelo; preguntaban insistentemente la hora, por el resultado etc.. y no dieron el brazo a torcer. Aún así, Pardo consiguió que los números del marcador volvieran a 0 antes de que diera la vuelta como un cuentakilometros. De poco sirvió ya que los alumnos empezaron ganando 3-0; para darse cuenta de lo mal que estaban las cosas basta decir que el 3-1 lo puso el ortopédico con un gol tristón y antiestético. "Con lo fácil que es meterla" se desesperaba Pardo; "cada vez es más difícil" contestaba Abilio. Suponemos que no se referían a sus deberes conyugales, sino al balón.

Buscando el infame empate...
Pese a todo, y quizá inspirados en la remontada del Xota del martes (con gol en los últimos segundos), la Brújula echo el resto y apunto estuvo de empatar. Puro espejismo ya que los alumnos certificaron la victoria con el cuarto gol haciendo inútil el segundo gol de Abilio y aquel lejano primer gol de Pablo.
El portero de la Brújula tuvo una actuación muy destacada sobretodo en los mano a mano, y sacó de más de un apuro a los profes; si aprueba con un 5 raspadete esperemos que nadie se ponga susceptible. Pero ahora conoce la otra cara del equipo: la derrota, un mal trago que hay que pasar cuando perteneces a una escuadra de leyenda.

Mamoneo en los despachos
Tras el encuentro se produjo un despropósito que quisiera denunciar: los directivos de la Brújula vinieron a nuestra redacción a presionar para que cambiáramos la versión de los hechos. Yo, que desde la transición me pegado mis carreras delante de los grises, de los marrones, de los azules, de los verdes, de los beltzas de dos metros y de los forales con tripa que te pegan con el Marca enrollao, tengo que aguantar que unos desgarramantas del fútbol vengan a meter mano en las crónicas deportivas… pero así fue; en una humeante redacción sobre una mesa llena de botellas de whisky y de ceniceros desbordados, se pactó una versión de los hechos que haría palidecer de vergüenza a cualquier ministro de Interior. Pues bien, que sepan ustedes que la Brújula perdió porque su victoria hubiera supuesto que la Porra se la llevara un profe, y había que alejar cualquier sospecha de prevaricación por parte del equipo. Y como diría Ernesto Saenz de Buruaga, así son las cosas y así se las hemos contado… o no.