jueves, 13 de diciembre de 2012

BÚBAL - LA LUZ DEL VALLE - I


Fue un frío domingo de noviembre. Recuerdo como  se acercaba nuestro autobús que nos llevaría directamente a Búbal. Tras  hora y media de viaje (que en realidad se me hizo eterno), llegamos a nuestro destino.
Al poner mi primer pie sentí ese frío del que tanto había oído hablar a los profesores. Fuimos caminando y lo primero que vimos fue una enorme cuesta con escaleras que era imposible subirla con las maletas.; encontramos otra cuesta por la que pudimos subir hasta el centro del pueblo. Nada más llegar lo que más me sorprendió fue que Búbal era más grande de lo que nos habían dicho.
Acudieron a nuestro encuentro un par de monitoras que nos llevaron a una sala a explicarnos cómo funcionaban las cosas en Búbal.
Más tarde ya estábamos todos pensando en lo que habría para cenar y a ver si la cena era tan buena como nos la habían contado. Por fin llegó la hora de la cena y nos sirvieron: sopa, huevos con patatas y fruta.
Después de cenar volví a sentir ese frío pero se pasó pronto, al llegar a la iglesia y sentarme junto al calor de la chimenea.
Más tarde, subimos a las habitaciones para dormir hasta el día siguiente.
Nos levantamos a las 8, ya que nos esperaba un desayuno de comida rica, para aguantar un día lleno de trabajo. Empezamos conociendo Búbal un poco mejor; y más tarde cada grupo empezó a  hacer sus trabajos.
Después de una larga mañana de trabajo llegó la hora de comer. Hacia las tres y media  preparamos nuestras mochilas para irnos de excursión a Polituara, un antiguo pueblo vecino de Búbal.Tras dos horas de caminata, al fin regresamos a Búbal donde nos esperaría una rica merienda (fruta). Después estuvimos haciendo una serie de actividades hasta la hora de la cena.
Al acabar de cenar volvimos a la iglesia para pasar un rato agradable con los compañeros y compañeras de clase junto a la chimenea. Finalmente volvimos a nuestra habitación para descansar para nuevamente empezar otro nuevo día.
Ya era las 8 cuando volvió a sonar ese ruido infernal que a todos nos despertaba (supuestamente era una emisora de radio).Con pocos ánimos fuimos a desayunar para tener energía para realizar nuestros tajos .Después de dos interminables horas fuimos a por nuestro almuerzo; y aunque penséis comíamos demasiado a muchos de nosotros se nos hacia escasa aunque rica. Tras un breve descanso acudimos a diferentes partes de Búbal para conocer mejor el pueblo; aunque nos dijeron que nos iban a contar cosas del pueblo y tradiciones los mismos habitantes de tiempo atrás encontramos a nuestros monitores disfrazados haciéndose pasar por antiguos habitantes.
Aunque al principio nos pareciera ridículo acabamos todos con una sonrisa en la cara que fue imposible de sacarla hasta el final de las convivencias.
Y dieron las dos y media y volvimos al comedor. Nosotras las más listas cogimos un buen sitio, cerca de la chimenea. Durante las comidas y cenas cada uno de la mesa contaba las experiencias que había tenido ese día en los trabajos, actividades etc… 
Nos echábamos unas risas, entre que a algunos nos daban miedo los cerdos, a otros los perros, a otros les perseguían las gallinas, y otros muchos que odiaban las carretillas junto con los sacos de 40000 kilos.
Después de que muchos de nosotros durmiéramos la siesta (aunque solo fuera quince o treinta minutos) llegó la hora de levantarse para reunirnos con todos los de nuestro curso para hacer por parejas un relato sobre nuestras primeras experiencias en Búbal.
Nos sorprendió la merienda tan rica que nos dieron ya que en teoría ese tipo de lujos no eran habituales y os preguntaréis qué merienda era ¿no? bueno os lo diré igualmente un cacho enorme de bizcocho con varias pastillas de chocolate, la verdad es que sentaba muy bien entre tanta comida sana.
Algunos compañeros de Cuatrovientos y otros compañeros del Monzón prepararon una serie de actividades para hacer una gymcana la que resultó muy divertida y entretenida. Entretenida le llamamos a hacer el tonto bailando la canción de la cucaracha, danza koduro y muchas más…
Después de otra rica cena volvimos a disfrutar de la buena música pero esta vez a nuestro aire en la iglesia con nuestros compañeros y compañeras. Con forme pasaba el tiempo la gente se iba yendo poco a poco a las habitaciones mucho antes que otros días porque ya empezábamos a tener cansancio acumulado.
8 de la mañana, ya era miércoles otro nuevo día, bajamos a desayunar, y como siempre chimenea encendida y ¡desayuno servido! Era día de huelga por lo tanto la mayoría de los monitores no estaban allí, por lo que nos llevaron hacer una larga excursión que duró toda la mañana.
Las vistas fueron impresionantes pero los charcos de barro también, con un gran cansancio pero con satisfacción llegamos de nuevo a Búbal para más tarde darnos esa ducha que todos deseábamos. Todo siguió su curso normal hasta la tarde que en vez de tener asamblea con las tutoras, hicimos unos juegos que nos enseñaban como jugaban los antiguos habitantes. Para descansar nos prepararon unos cortos sobre diferentes temas que más tarde comentamos brevemente.
Como siempre y con total normalidad llegó la cena, y seguido, volvimos a ir a la iglesia a pasar un rato junto a la chimenea pero esta  vez todos nos fuimos antes a la cama; la excursión nos dejó a todos agotados.
De nuevo las 8 de la mañana pero ya es jueves se nota esa ilusión pero a la vez pena de que la experiencia se esté acabando; todos añoramos cosas: familia, amigos, nuestro querido colchón y nuestra propia ducha, pero a la vez añoraremos a las nuevas amistades que hemos hecho, despertarte y ver a tus amigos, estar todo el día de risas y por supuesto no ir al colegio.
Pero bueno la cosa no se había acabado así que había que trabajar, así que desayunamos fuerte y a los tajos! Todo el día transcurrió normalmente actividades, tajos etc…pero la tarde no se acababa ay nos quedaba la parte más esperada El Juicio de Orosia. Tuvimos la “suerte “de que la bruja fuera una alumna de cuatrovientos. Fue un largo rato donde ambos institutos compartimos risas, y un buen rato. Se iba acabando el día y después de  estar un rato a gusto en la iglesia nos fuimos a la cama.
Sonó de nuevo la radio. Todo el mundo arriba! Ya está, ya se había acabado casi todo; se respiraba ese ambiente nervioso. Todos teníamos ganas de acabar pronto para pasar un último rato agradable para una última despedida.
Y tanto que gran despedida, después de terminar la comida, entre abrazos y besos despedimos a los del otro colegio pensando que dentro de algún tiempo volveríamos a encontrarnos con ellos.
Llegó nuestra hora. Cogimos las maletas y para el autobús, para embarcarnos en otro largo viaje. Pero esta vez fue distinto, prácticamente todo el autobús estábamos dormidos. Pero se respiraba un ambiente muy diferente, todos nos conocíamos mejor  y todos teníamos más confianza unos en los otros, eso fue para mí el mayor regalo que me llevé de allí.
Ha sido una gran experiencia y en verdad se la recomendaría a todo el mundo. Pero eso sí, llevaros bien de ropa.
Jaione Zubasti y Rocío Redecillas










No hay comentarios:

Publicar un comentario