miércoles, 19 de marzo de 2008

¡GCM muerde el asfalto!

Una Brújula sin luces volvió a ver la luz

Crónica de una victoria con peros

Por Javier Mtez de Zuñiga

El estado de bienestar que tantos sudores nos ha costado conseguir se encuentra pendiente de un hilo; no nos referimos a la incipiente crisis económica sino a la serie "Yo soy Bea" y por la incógnita que planea sobre los mercados ante la posible reconciliación entre Bea y Alvaro y las dificultades que se está encontrando Bárbara para casarse con Alejo. Por otro lado, la revelación por parte de Don Francisco de que Diego y Alvaro son hermanos ha supuesto un duro golpe a la confianza de los consumidores. Todo esto lo decimos de oídas porque los columnistas de prestigio siempre estamos viendo los documentales de la 2 a esas horas. Si eres uno de esos intelectuales y reniegas de la semana santa por las enésimas reposiciones de Benhur, Rey de reyes y la pasión de Cristo no temas porque la Brújula Mecánica no hizo vigilia y organizó un partido para solaz de la afición más incondicional. Capitaneando el evento el ínclito profesor J. Pardo, el alfa y el omega de lo antideportivo.



El rival

Foto de familia

Tras la mala racha de los profes la lógica dictaba que el comité de competición tendría a bien organizar una patxanguilla para despedir la evaluación con una cómoda victoria. Pero como todo el mundo sabe el mundo del fútbol desconoce los más elementales conceptos lógicos, como los axiomas, la deducción y la reducción al absurdo. Por eso Pardo tuvo la genial idea de convocar a los cracks de GCM que se miccionaron literalmente sobre la Brújula en un vergonzante partido de principio de curso. ¡Con un par, claro que sí! Y para darle más emoción encima se juega en la calle, y para más INRI resulta que los hombres del tiempo habían mentido en la previsión de semana santa (qué raro) y el día había salido plomizo. La falta de garantías de un partido cómodo y las condiciones adversas del partido trajeron como consecuencia una baja voluntaria en las filas profesoriles: a Pablo le entró el canguele perezoso y en una falta de disciplina sin precedentes se autodesconvocó del Hasta la victoria siempre, futbol o muertepartido. Pardo se vio obligado a buscar savia nueva y tuvo que rebuscar en las entrañas de las bodegas; y ahí, en las cavernas más oscuras nitrosas del fondo sacaron un reserva lleno de moho se toparon con un ejemplar legendario: Patxi, del clan de los Sarmientos. Con unas medias que todavía se agarraban a los gemelos y armado con un chándal Patxi salto al campo con decisión y sin temor a las lesiones.
Mientras en el campo la muchachada de GCM se las prometía felices: los Albertos, Fernando, el abuelo y Javi se habían traído su balón y daban unos toques para impresionar al contrario. Pero resulta que los profes comenzaron el partido en plan serio, defendiendo bien y sin renunciar al ataque como demuestran los dos primeros goles que les endiñaron a los alumnos. GCM no salía de su asombro y los chavales parecían no encontrar la formula hasta que en un pispas se pusieron por delante para vergüenza de los profes. Practicando un fútbol directo, muchas veces de patadón preciso al área y con algo de fortuna en las disputas de balón la chavalería no tuvo problemas para ponerse y mantenerse por delante. Si a eso le añadimos que el ortopédico estaba en puerta y que los mayores se quedaban sin ideas, la paliza se presagiaba inevitable. Pese a todo, las nuevas incorporaciones de la Brújula estaban carburando bien pese a los fallos garrafales del Pardo y al juego segurolas-plomizo de Abilio. Lo malo es que cada gol de los profes tenía un coste de elaboración y logística excesivo: sacar de puerta, marearla en el centro, internada hasta la esquina, marearla en el área grande, pase atrás, vuelta a empezar, pase a la banda, pase de la muerte, otro pase, y fuera. Y por contra, los goles de los alumnos se hacían con una inversión mínima: balón al área, un control y un remate. Además, cuando Fernando salió a chupar balón metió un par de txitxarretes que se debió quedar bastante a gusto, mareando a todos y rematando de forma inverosímil.

Más malos que Caín

El ortopédico hizo honor a su nombre más que nunca y nos deleitó con un recital de imprecisiones digno de un Izquiedo cualquiera. Aunque sus compañeros no es que se lucieran mucho que digamos, y fallaron ocasiones cantadas casi con la puerta vacía, vamos, como si ya se hubieran olvidado de meterla. Cuando parecía que ya se iba a empatar los alumnos metían un par de goles más, a cada cual más tonto. A base de dar la murga y estirar el chicle (al jugar en la calle no había reloj), se llegó a la situación idónea para Pardo: el que meta gol gana. Ahí los profes pusieron toda la carne en el asador y con un triste gol se llevaron la victoria.

Aunque sea irrelevante, no está de más decir que los alumnos jugaban con uno menos desde el minuto 30 del partido. La verdad es que jugaron mejor con uno menos, al menos fueron más rentables.

El la siguiente imagen podemos ver cómo Abilio es acosado por fans embrutecidas. ¿O es al revés?

Acoso y derribo

La brújula quiere dedicar esta gran victoria a su más joven promesa, Arturo, al que no veremos de momento en la aulas pero quién sabe si en las canchas. ¡Suerte!

Para finalizar tenemos un chascarrillo jugoso. Recientemente los profesores se sometieron a una concienzuda revisión médica. En el caso de los miembros de la Brújula, los resultados se le mandan primero al Pardo para que revise la forma física de sus hombres. Pues resulta que en la extracción de sangre, uno de los componentes de la Brújula Mecánica sufrió un mareo así que es el turno de las especulaciones:
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1 comentario:

  1. el increíble hombre antorcha24 de marzo de 2008, 0:31

    Saludos a Arturo.
    Tranquilo, que conozco a un amigo del sobrino de uno de la Brújula y podemos hacer que sigas jugando.;)

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