Por fin llegué a casa después de un duro día de trabajo. Julia, mi novia, aún no había llegado. Ella trabajaba en un periódico local, y a veces se quedaba en la redacción terminando algún artículo hasta tarde para que entrase en la edición del día siguiente. Decidí esperarla para cenar, pero el tiempo fue pasando y no llegaba. Un par de horas después el cansancio pudo conmigo y comí algo para después irme a la cama. Antes la llamé al móvil, pero lo tenía apagado. Finalmente le escribí una nota y me quedé dormido. Luego sentí cómo se postraba junto a mí en la cama. Me despertó con un dulce beso en el pecho e hicimos el amor apasionadamente para después caer dormidos mientras nos abrazábamos. Cuando me desperté, ella no estaba allí. La realidad me sacudió. No conseguía hacerme a la idea de que Julia llevaba muerta más de una semana. Aun así, una marca de carmín descansaba en mi torso.
lunes, 10 de octubre de 2011
Un último beso
15 líneas: relatos hiperbreves
Por fin llegué a casa después de un duro día de trabajo. Julia, mi novia, aún no había llegado. Ella trabajaba en un periódico local, y a veces se quedaba en la redacción terminando algún artículo hasta tarde para que entrase en la edición del día siguiente. Decidí esperarla para cenar, pero el tiempo fue pasando y no llegaba. Un par de horas después el cansancio pudo conmigo y comí algo para después irme a la cama. Antes la llamé al móvil, pero lo tenía apagado. Finalmente le escribí una nota y me quedé dormido. Luego sentí cómo se postraba junto a mí en la cama. Me despertó con un dulce beso en el pecho e hicimos el amor apasionadamente para después caer dormidos mientras nos abrazábamos. Cuando me desperté, ella no estaba allí. La realidad me sacudió. No conseguía hacerme a la idea de que Julia llevaba muerta más de una semana. Aun así, una marca de carmín descansaba en mi torso.
Mäk
Por fin llegué a casa después de un duro día de trabajo. Julia, mi novia, aún no había llegado. Ella trabajaba en un periódico local, y a veces se quedaba en la redacción terminando algún artículo hasta tarde para que entrase en la edición del día siguiente. Decidí esperarla para cenar, pero el tiempo fue pasando y no llegaba. Un par de horas después el cansancio pudo conmigo y comí algo para después irme a la cama. Antes la llamé al móvil, pero lo tenía apagado. Finalmente le escribí una nota y me quedé dormido. Luego sentí cómo se postraba junto a mí en la cama. Me despertó con un dulce beso en el pecho e hicimos el amor apasionadamente para después caer dormidos mientras nos abrazábamos. Cuando me desperté, ella no estaba allí. La realidad me sacudió. No conseguía hacerme a la idea de que Julia llevaba muerta más de una semana. Aun así, una marca de carmín descansaba en mi torso.
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