15 líneas: relatos hiperbreves
La sirena suspiró y entornó sus dulces y peligrosos ojos marinos. Intentó avanzar, pero no había agua por la que deslizarse. La gente la señalábamos y le hacíamos fotos, allí, en el cauce seco del río. Resulta amargo que te corten el paso.
Celia Delgado Mastral
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