miércoles, 6 de abril de 2011

Gadafi y otros monstruos

El diván de Sagra Máttikha

"A mí se me ocurre (por seguir con esta serie) otra cuatrena: líbido, libio, libidinoso, libanés. A mí es que me sube la libirrubina."

Pues a mí, libando en los pozos de la sabiduría,  se me ocurren más todavía, pero vamos por partes.

Libanés y libio son fáciles. El primero vive al norte de Israel y este de Siria. Cuando se baña en el mar, lo hace en el mismo que Cachuli y que Gadafi, aunque este último es libio, entre otras cosas. Y lo es porque vive en ese país que está entre Argelia y Egipto. De cualquier manera, ambos son zonas del mundo que no inspiran la misma sensación de tranquilidad que Cancún. Aunque en Libia esté Trípoli y Trípoli esté en Líbano, no deberíamos confundir libio con libanés, ni este último con el pueblo del famoso monstruo que está junto a Madrid.

La palabra líbido, que muchos pronunciamos /líbido/, también es muy fácil, porque no existe. La que sí encontramos en el diccionario es libido, sin tilde. Y significa 'deseo sexual', y nada más. Con la que no debemos confundirla es con lívido, que así está el que se ve 'intensamente pálido', o también quien está 'amoratado' (del latín lividus, que significa 'azulado').

En cambio, de libidinoso, el DRAE sí nos dá más información, porque nos manda a lujurioso y de aquí a lujuria, que es el 'vicio consistente en el uso ilícito o en el apetito desordenado de los deleites carnales'. Vamos, que queda desechada la idea de que es un tipo de plantígrado, como Pérez.

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