A la calle que se fueron los del PCPIE para vender libros viejos a quien los quisiera comprar. A un eurico (que no Alarico) o dos. Vendieron más el primer día que el segundo, por aquello del clima de esta tierra, que con razón dicen que en Pamplona hay dos estaciones: el invierno y la del tren.
Pero sirvió para practicar la venta real, con clientes desconocidos.
Muchos de los libros nos los había dado el rastrillo solidario Desarraigos. Otros, gente del instituto.
El caso es que se obtuvieron beneficios (no muchos) que irán a parar a Desarraigos -y de ahí a la India- y a la Cruz Roja.
El año que viene, el cuarto.
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