viernes, 14 de mayo de 2010

¡Jelou!..

Crónica del intercambio Pamplona-Pau

¡Jelou!...digo Vonyur!... Y así comienza la epopeya cuasibíblica de los vástagos del Instituto Montpensier de Pau por tierras cuencopamplonesas, de las que parten harto saciados de patear, papear y pimplar algún que otro chupitopatxarán en los aledaños del Hotel San Nicolás, donde han tenido a bien ser hospedados durante estos tres días de séjour, en los cuales han tenido que enfrentarse a titánicos, arcanos y transcendentales desafíos somatointelectuales  como encontrar la oficina de turismo en la Plaza de San Francisco o averiguar el año de fundación del Café Roch, cuestiones éstas de vital importancia para su insulsa vida en el núcleo del glorioso  "Reino de Navarra" (otro cliché cualquiera como "tranqui, vive deportivamente", o "!Euuu...!" ).

Así, quien esto escribe total y absolutamente demenciado, fue responsable, co-partífice y artífice de su corretear cuan conejos en coto privado para completar la LLinkana que con gran malicia se les propuso (o más bien "obligó" a hacer, para divertimento del vulgo iruñés), al igual que un sufrido y tedioso ojear de viejas  glorias y monumentos varios que jalonan la geografía pampilonense, por no hablar de la visita para rendir tributo al legendario castillo-palacio-fortaleza de Olite, para disgusto de nuestros alumnos de Tafalla y San Adrián, que habida cuenta de la rivalidad histórico-geográfico-aldeana que mantienen con la villa de la citada y almenada construcción, se aprestaron raudos a tomar las armas de las cascajeras más próximas para reivindicar de forma salvaje su lugar en la historia, más que injustamente relegado a la nada más absoluta.

Y asípuesquepasa, para finir the end se coronó esta cima de la necedad con un ágape nocturno digno de la comunión de Andreita en el que se dispensaron a placer viandas, piropos y propuestas deshonestas que volaron de mesa en mesa (algunos literalmente), para disgusto de los profes, que lloraban, rugían y maldecían (en este orden) a la vista de la abultada cuenta presentada, para cuya cobertura hubo de recurrirse a caballerosas y educadísimas negociaciones que culminaron con un combate de tripas peludas y, ante el empate, con un concurso de camisetas mojadas, que ganaron algunos de los sobrealimentados hombres presentes. Patético, ¿verdad? ¡Pues no haberlo leído, que ya te he avisado!...¡Uy, no, se me olvidó!...

Y ahora en serio... Como cada año, el proyecto con el Instituto Montpensier nos proporciona nuevos amigos, nuevas vivencias y muchas ganas de seguir estudiando un idioma que, desde hoy, ya parece menos complicado!!! À l´année prochaine!!!

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