jueves, 28 de enero de 2010

Zumbados y zumbidos

El diván de Sagra Máttikha

Una canción en euskera habla sobre lo difícil que es aprenderlo: dice, más o menos, que todas las palabras se parecen y la misma vale para todo.

Pues zumbar es una de esas.

Lo primero, naturalmente, es acudir a la RAE, que nos ofrece más de media docena de significados diferentes, algunos exclusivos de diferentes países hispanoamericanos.

Para empezar, el zumbido que más molesta es el de las abejas, que se llama como se llama porque suena como suena (a veces podemos oírlo en nuestros oídos sin necesidad de agentes externos). Aunque, pensándolo bien, si has tenido una bronca y te han terminado zumbando, puede ser peor que escuchar a Maya y sus amigas.

En Cuba lo utilizan para marcharse, pero aquí quien se va zumbando, es porque tiene mucha prisa.

En Salamanca, en cambio, zumban a los perros para azuzarlos.

Por estas tierras, además, hay zumbados que no hacen las mismas cosas que los demás. En ocasiones, tienen un embudo por sombrero.

Pero lo que más gustito debe dar, según dicen (y por eso lo habíamos dejado para el final), es cuando uno (o una) se zumba a un (o una) semejante. Vamos, que se lo (o se la) pasa por la piedra.

abeja


P. D. No sé si aquí corresponde cantar lo de zum zum   zum zum   zum zum, aleti txapeldun.

No hay comentarios:

Publicar un comentario