viernes, 7 de octubre de 2011

El profesional del suicidio

15 líneas: relatos hiperbreves

El joven Ernesto, empuñando una pistola, se presentó en casa del hombre que le había arruinado: "No voy a matarle, don Braulio", dijo, "sino a suicidarme ante usted. Caiga mi sangre sobre su conciencia y lo que es peor, sobre su magnífica alfombra persa".

Don Braulio le disuadió: buenos consejos y una sugerencia: "Si desea quitarse la vida, ¿por qué no lo hace en casa del odioso Cortés?".


Y le convenció con un cheque generoso. "Aunque no le conozca, la  prensa buscará razones y arruinaremos su carrera".

Pero el odioso Cortés le contrató para suicidarse en casa del pérfido  Suárez, este le pagó para hacerlo en la de su enemigo Ramírez, y  así sucesivamente. Ernesto se retiró veinte suicidios después. "La  bondad de los hombres me ha salvado", solía decir.

 MIGUEL GARRIDO PÉREZ

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